miércoles, 31 de agosto de 2011

La palmera frente a la puerta.

La madrugada con su bochorno.
Las cajas llenas nuevamente de cosas que estuvieron aquí pero que pronto se irán.
Los cuartos vacíos.
La soledad silenciosa de la calle contra el sonido reconfortante de la radio.
La séptima función de Protection.
El día después de mañana. (Llámese Sense Records)

Yo, una vez más dentro de esta caja verde esmeralda que desde antes, antes de si quiera imaginarlo, me cobijó y hoy, dos años después me sigue acariciando con sus paredes, regalándome besos con su escalera, susurrándome despacio que me atreva a cruzar el umbral, a despojar mi campo de maleza.
¿Y por qué no? Basta con respirar y sentir la alfombra  bajo mis pies para saber que hay un lugar, aquí y ahora, donde caben mis sueños. Un lugar que es mi territorio, la cálida guarida del león.
Y qué bueno que está llena de suspiros que no son sólo míos, y qué bien que aquí han nacido sueños y pesadillas de otras mentes y qué mejor que aquí han sudado otros cuerpos, porque eso me lleva a encontrar el placer en este momento en el que sólo se escuchan mis pasos, porque después de toda esta tomenta, de toda esta devastación, sigo encontrando en estos muros de piel durazno el abrazo que sólo yo misma me puedo dar. Y ya con eso, que venga lo demás.
Esta canción llegó a mi mente.