ARIADNA: ¿Cosas de mí? Mírame: esto soy. Esta es mi cabeza, ¿sabes qué es la cabeza?: es un órgano que todo el tiempo hace un ruido insoportable. Seguramente crees que sirve para pensar, pero no, no creas eso, no sirve para pensar, sirve para hacer ruido. Este es el corazón, ¿sabes lo que es el corazón?, ¿sabes que es un órgano que palpita? Su constante ta-ta-ta-ta ta me recuerda que estoy viva, porque a veces se me olvida, ¿a ti no?. Es horroroso tener en el cuerpo órganos que hacen ruido y que laten. Estas son mis manos, míralas, míralas bien, fíjate cómo tienen amnesia, no saben qué hacer. Este es mi pecho, uno y dos, está dividido. No funciona, no sé por qué lo tengo. El estómago está deshecho, sí, se apretó tanto que reventó. Riñones, hígado, vesícula y todos esas cosas que están adentro, pues están ahí, esperando, pasando el tiempo. Este es mi sexo, me imagino que sabes muy bien las incomodidades que ocasiona, a mí, por ejemplo, me traiciona. Bueno, las piernas y los pies sostienen todo. Mi lengua, mírala, ácida. Y ya, no hay más. No sirvo. No sirvo porque, además de todo, tengo un dolor insoportable. ¿A ti te duele? ¿Alguna vez has sentido sentimiento de sentir? Si crees que es algo que viene y se va, estás equivocado, porque no es así, el dolor ni viene ni se va, está siempre. Naces con él. Lo tienes. Puedes creer que sientes dolor por una pérdida, o puedes creer que sientes dolor por un abandono, o puedes creer que sientes dolor por no ser capaz de cambiar las cosas, por no ser capaz de partir en minúsculos pedacitos tu desgracia. Pero no, no es así. Una vez que sientes el dolor, ya no importan las razones, lo sientes, puedes ponerle los nombres que quieras, pero el dolor está y punto.
Es un acto masturbatorio. La radiografía previa al evento creativo y/o artístico. (Idelamente)
domingo, 24 de abril de 2011
miércoles, 20 de abril de 2011
Avena en lugar de cereal
Cambios!!
Oportunidades nuevas para echarlo todo a perder, para entretener a la mente y evitar que caiga en la ansiedad.
Preferir lo viscoso de la avena por lo crujiente del cereal.
Cambios para acercarse a eso con lo que uno sueña.
Oportunidades nuevas para echarlo todo a perder, para entretener a la mente y evitar que caiga en la ansiedad.
Preferir lo viscoso de la avena por lo crujiente del cereal.
Cambios para acercarse a eso con lo que uno sueña.
lunes, 11 de abril de 2011
Vivir el desorden.
¿Macbeth de Shakespeare?
¿Cómo y de qué manera los textos "clásicos" pueden significarse en nuestro devenir cotidiano?
¿Cómo presentar la violencia en un país acostumbrado a la sangre?
--------> éstas preguntas marcaron el fin de la charla de hoy <---------
Pese a mi adicción a las redes sociales, sigo considerando que la válidez y vitalidad del teatro reside en el presente, en el fenómeno extraordinario de compartir un espacio y un tiempo con un ser vivo que como yo respira, que veo sudar, que juega a ser otro y en ese juego, se revela algo de mí.
En el peor de los casos, la experiencia teatral se limita a entretener y eso también es válido, permite que mi mente descanse del raca-raca por una o dos horas.
Y lo más sobresaliente, comprueba mi naturaleza gregaria, necesito estar allí con otros para que el fenómeno del teatro suceda. Ir a una sala de cine con 3 ó 10 espectadores no merma la experiencia, pero asistir a un foro con el mismo número de personas reunidas sí afecta mi recepción, se siente incompleto, hueco.
Regresando a Macbeth: si ya no hay dios, ni destino, ni súper yo que deba ser vencido, si el orden natural de las cosas es el caos y en ese caos debo echar raíces, una tragedia como esa me obliga a mirarme en ese espejo y confirmar la intuición que venía rondando en mi cabeza.: La violencia empieza por nosotros mismos. Y la compartimos, transpiramos violencia que rebasa los límites de un escenario, que desafortunadamente marca el inicio de mi día cuando camino hacia la escuela y veo las imágenes explícitas en los periódicos.
¿Y sí todos estamos como Lady Macbeth con las manos ensangrentadas imposibles de lavar?
¿Puede el teatro volver a ser el contenedor de la violencia que instintivamente palpita dentro de nosotros?
Esto también es Macbeth, en otro contexto.
¿Cómo y de qué manera los textos "clásicos" pueden significarse en nuestro devenir cotidiano?
¿Cómo presentar la violencia en un país acostumbrado a la sangre?
--------> éstas preguntas marcaron el fin de la charla de hoy <---------
Pese a mi adicción a las redes sociales, sigo considerando que la válidez y vitalidad del teatro reside en el presente, en el fenómeno extraordinario de compartir un espacio y un tiempo con un ser vivo que como yo respira, que veo sudar, que juega a ser otro y en ese juego, se revela algo de mí.
En el peor de los casos, la experiencia teatral se limita a entretener y eso también es válido, permite que mi mente descanse del raca-raca por una o dos horas.
Y lo más sobresaliente, comprueba mi naturaleza gregaria, necesito estar allí con otros para que el fenómeno del teatro suceda. Ir a una sala de cine con 3 ó 10 espectadores no merma la experiencia, pero asistir a un foro con el mismo número de personas reunidas sí afecta mi recepción, se siente incompleto, hueco.
Regresando a Macbeth: si ya no hay dios, ni destino, ni súper yo que deba ser vencido, si el orden natural de las cosas es el caos y en ese caos debo echar raíces, una tragedia como esa me obliga a mirarme en ese espejo y confirmar la intuición que venía rondando en mi cabeza.: La violencia empieza por nosotros mismos. Y la compartimos, transpiramos violencia que rebasa los límites de un escenario, que desafortunadamente marca el inicio de mi día cuando camino hacia la escuela y veo las imágenes explícitas en los periódicos.
¿Y sí todos estamos como Lady Macbeth con las manos ensangrentadas imposibles de lavar?
¿Puede el teatro volver a ser el contenedor de la violencia que instintivamente palpita dentro de nosotros?
Esto también es Macbeth, en otro contexto.
domingo, 10 de abril de 2011
En eso del café y los cigarros.
Yo quería o quiero escribir tesina.
Pero mi mente está atascada de pensamientos revueltos y ansiosos. Entonces decidí prender la cafetera y un cigarro que seguramente acelerarán mi ritmo cardiaco y volverán díficil y tormentoso el acomodo de mis ideas.
Ayer vi a Caifanes, pensé que no eso no iba a pasar, cuando era niña escuchaba los casettes de mi tío y recuerdo mucho esa línea de "perdí mi ojo de venado" y me conflictuaba, no la entendía, mi imaginación trataba de generar la imagen pero no alcanzaba a llegar y recuerdo a mi tío cantar con los ojos cerrados para después incitarme a bailar.
Hoy, esa niña, no se ha ido del todo, busca a veces la protección que le generaba el cuarto-estudio de su tío pintor, el queso philadelphia untado en pan blanco en casa de la abuela, la sensación de pertenencia y cobijo. No encuentro las palabras, Magdala querida, para decirte que aquí estoy yo contigo.
Esto se detonó por Caifanes, pues ayer, entre el éxtasis del concierto y la compañía de mis amigos comprobé una vez los lugares comunes que nos conectan como humanos, las letras y la música me hicieron pensar en eso, en huecos, en vacíos, en espacios donde faltan piezas, en manos que extrañan roces, en miradas que no coinciden.
Han pasado meses, no sé bien cuantos y ayer te vi, de espaldas, con camiseta rosa, con el cabello más corto, con el peso sobre tu pierna izquierda, frotándote la barbilla. Iba a buscarte, iba a verte, Y te encontré de la manera en que estamos ahora, tú de espaldas y yo caminado detrás, como la eterna enamorada, tocando el violín desde el cementerio para aderezar tu sueño.
Y no sé, ya no sé si te extraño o si soy co-dependiente.
Pensaba que muchas de las frases de Saúl Hernández ilustraban lo que yo siento ahora, que todo eso podría enviarlo en una carta con tu dirección y pensaba y pienso sobre todo, que debería de hacer algo menos pasivo para capitalizar mis inquietudes. Traducirlo, sudarlo, poner metáforas tan poderosas como:
Cuando me muera y me tengan que enterrar
quiero que sea con una de tus fotografías
para que no me de miedo estar abajo
para que no se me olvide como es tu cara
para imaginar que estoy contigo
quiero que sea con una de tus fotografías
para que no me de miedo estar abajo
para que no se me olvide como es tu cara
para imaginar que estoy contigo
y sentirme un poquito vivo
Esto es una espiral, es un sentimiento por el que ya he transitado al pasar de los meses y paradójicamente no es el mismo. Nada es igual pero todo se parece, el miedo no me paraliza y sigo caminando poco a poco, a veces con odio, a veces con dolor, a veces con gusto, a veces con todo, a veces con expectativas, a veces pesimista. Hay que guardar silencio, a veces hay que callarse un rato. Hacer eso que tanto disfruto que es tirar la "weba", hoy no voy a enumerar los própositos optimistas y emprendedores sobre cambiar mi vida, sobre bajar de peso, sobre terminar la tesis y titularme, porque en ese enlistado pierdo el tiempo, se me va el aire y luego al comparar los resultados, parece que nada se ha logrado. Mejor me callo y actúo, mejor, como en el entrenamiento, me voy a correr todos los días y en el mejor de los casos, resulta que el crónometro baja, que mis piernas se tornean, que mi resistencia cardiovascular mejora. El tiempo, el tiempo, el tiempo....que algunos elogian y lo llaman "sabio", hoy pienso que es inevitable. Un poquito de disciplina, una frase al día que me ayude a terminar esta segunda tesina, una taza de café menos al día....
pd. Me malviajan las hormigas en mi casa. Son numerosas.
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